EL 8 DE MARZO Y LOS HOMBRES

El 8 de marzo y los hombres

02/23/2016

Juanjo Compairé (Hombres Igualitarios-AHIGE Cataluña)

«Es imposible valorar demasiado alto los sacrificios que hemos hecho para  conseguir  que nuestro movimiento se libere de la idea de la guerra de sexos ».

Evelyn Sharp, sufragista
El origen de la jornada del 8 de marzo.

Hay varias versiones sobre la prehistoria de la jornada del 8 de marzo, que apareció -no hay que olvidarlo- como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Sea cual sea el origen de la fiesta, estén a la raíz las trabajadoras textiles estadounidenses o bien el movimiento de mujeres por la paz o aún la gran manifestación de mujeres rusas para el final de la guerra y para la subsistencia de  sus familias, lo que está claro es que el movimiento de las mujeres ha considerado siempre que su causa era de forma inseparable la de toda la Humanidad: la paz y el final de la guerra, la subsistencia y la dignidad propias y la de sus familias , la revolución social. No en vano, en Estados Unidos, por ejemplo, la lucha de las mujeres fue ligada a la de la población afroamericana por la abolición de la esclavitud. Como vemos, desde siempre, todas las igualdades van de la mano. Recordemos que, cuando el movimiento de mujeres, sobre todo en los países anglosajones, planteó desde mediados del siglo XIX el derecho de las mujeres al voto, hubo una parte de los hombres que se sumaron y constituyeron asociaciones propias, como, por ejemplo, la Liga de hombres por el sufragio femenino. ¿Se trata tan sólo, sin embargo, de una cuestión de solidaridad?

Solidaridad masculina.

Algunos hombres, rompiendo la complicidad entre sí, consideraron que los derechos de las mujeres eran derechos humanos y que ellos no podrían ser libres mientras no lo fueran éllas . Por ello, a pesar de las resistencias, poco a poco, en el terreno legal la igualdad ha ido avanzando. Otra cosa es la igualdad en la vida cotidiana: desigualdad de salarios, de tiempo personal, de posibilidades de promoción social por parte de las mujeres. La igualdad significa desmontar los privilegios que aún conservamos los hombres y que a menudo defendemos a capa y espada.  “ La igualdad significa desmontar los privilegios que aún conservamos los hombres»

El movimiento de las mujeres nos interpela a los hombres Hay toda una serie de problemas que las mujeres han puesto sobre la mesa y que cuestionan nuestra posición como hombres. Menciono sólo algunos: Las violencias machistas, que nos plantean la necesidad de revisar nuestra posición en el mundo y nuestras emociones.El cuidado de las personas, que hay que poner en el centro de la vida y de las relaciones. Cambiar las prioridades de la vida pública y ponerlas en consonancia con lo que las mujeres han defendido siempre: hay que poner el mundo productivo al servicio del reproductivo.Feminizar, en consecuencia, la educación y la política, aprendiendo de los saberes femeninos en las relaciones con los niños, en las resoluciones de los conflictos y en la toma de decisiones. Dejar atrás la violencia y su máxima expresión, la guerra, tan ligadas con la masculinidad desde siempre.El eco-feminismo cuestiona también nuestra relación con la naturaleza, de la que formamos parte, cambiando el patrón de dominio y destrucción en aras de la producción por el bien de la armonía y la sostenibilidad.«Hay que dejar atrás la violencia y su máxima expresión, la guerra, tan ligadas con la masculinidad desde siempre»  Un nuevo contrato sexual El viejo contrato sexual, por el que los papeles sociales de hombres y mujeres estaban fijados y se consideraban inamovibles, la ha superado ya desde hace tiempo el movimiento de las mujeres, de forma pacífica. Y esto nos obliga a los hombres a movernos también. Ahora bien, podemos reaccionar de dos maneras: O bien consideramos el movimiento de las mujeres como una amenaza y reaccionamos defensivamente, como hacen los neo machistas o ultramachistas; o bien lo miramos como una oportunidad de revisar a nosotros mismos, de repensar qué hacemos con nuestras vidas, con nuestras relaciones, de hacer nuestro camino de liberación paralelo al suyo.Está claro que el primer camino sólo nos lleva a la guerra de sexos y aumentar aún más el dolor que hay en el mundo. Cambiamos, aprovechamos la oportunidad que ellas nos ofrecen. Como decíamos al principio, el movimiento de mujeres siempre ha sido inclusivo y global. Podemos hacerlo, es nuestra responsabilidad. La actriz Meryl Streep, en la presentación del filme “Sufragistas”, dijo: «No soy feminista; soy humanista” No, señora, el feminismo es el humanismo de nuestro tiempo. Y los hombres podemos y debemos participar.

 

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